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lunes, 29 de julio de 2013

Muestran las entrañas del tequila en una serie de TV

Un compañero, un regalo, una cura, un motivo de orgullo, un símbolo nacional de la “mexicanidad”: el tequila también es el protagonista de una nueva serie de televisión que quiere mostrar las entrañas de esta industria.

De Tequila hasta los Huesos es una producción de 13 capítulos de 26 minutos estrenada en abril en Los Ángeles y en la cuna del tequila, Jalisco, y que se presentó esta semana en la capital de México.

En formato documental, homenajea esta bebida al tiempo que explica cómo se produce y la importancia para los mexicanos y el mundo de la primera denominación de origen de las 14 que posee este país.

Consumido en 120 naciones, el año pasado salieron de México hacia el mundo 300 litros por minuto de este “elixir de los dioses”, lo que supuso unas exportaciones de 859 millones de dólares.

De ellas, más del 70% llegan al vecino del norte, señalando a EEUU como el principal importador de tequila del mundo, tras el que se sitúa Alemania y al que siguen España, Francia y Brasil.

Pero la importancia parece ir más allá de los números. “Sin duda, el tequila es un ícono en México, (...) la bebida nacional. No te imaginas a un charro (jinete de Jalisco y por extensión, de México) bebiendo otra cosa que no sea tequila”, afirma Ramón González Figueroa, director general del Consejo Regulador del Tequila.

“El tequila lleva implícito el nombre de México” y es también historia, cultura y tradición, añadió. “Es uno de los vínculos que nos da identidad ante el mundo”, con “valor cultural y de negocio”, abundó Francisco González Díaz, director general de ProMéxico.

“No hay país donde no se sepa que el tequila quema, pero gusta”, dijo José Alberto Castellanos, rector del Cucea, de la Universidad de Guadalajara, productora junto al Canal 44 de la serie, que está en negociaciones para estrenarse en Colombia y en el Canal 22 mexicano.

“Es una bebida que además se ha identificado con el pueblo”, tanto para gente corriente como importante, aseguró Castellanos. La Unesco declaró en 2006 Patrimonio Mundial al Paisaje Agavero y las Antiguas Instalaciones Industriales del Tequila.

Éste procede de la planta agave, de la especie weber variedad azul, que durante la “jima” y tras una maduración de seis a diez años se extrae y se le cortan las hojas para obtener la “piña”, centro o “casa de la luna”.

Ésta se lleva a unos hornos de mampostería o bien a unos autoclaves para el proceso de cocimiento, durante un periodo variable de unas 36 a 48 horas para la transformación de los azúcares.

Tras esto, tiene lugar la extracción de los jugos, ya sea mediante una “tahona” o piedra volcánica tirada por animales o máquinas, o con la forma más efectiva de los molinos.

Con la fermentación, las levaduras se “comen” el dulce y lo convierten en alcohol, que tras una doble destilación (“destrozamiento” y “rectificación”) llegará al volumen final de entre 25 y 55%, y tras la que surge el tequila blanco. (EFE).

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