Hace ocho años, Fernando Marín ingresó en un sótano por la curiosidad de saber cómo se hacían los destilados. Esa curiosidad se metió poco a poco en su mente hasta crear el primer whisky boliviano bajo el denominativo de Killa (luna en quechua).
Más que un empresario, Fernando es un amante del whisky. Dada la definición de que un whisky es un destilado de grano que pasa por un proceso de destilación simple y puede ser o no añejo. El emprendedor, junto a su equipo de trabajo, vio que podía crear una categoría de la afamada bebida utilizando ingredientes nacionales.
Con la misión de rescatar la esencia de esta tradicional bebida obtenida mediante técnicas ancestrales de fermentación natural, Andean Culture Distillery sometió la chicha (cerveza fermentada de maíz) a procesos de destilación, que purifican y concentran su poder, después de añejarla durante largos meses en roble chiquitano de la mejor calidad, lo que le aporta un color distintivo y notas que armonizan el sabor de la bebida.
Según Marín, los cambios climáticos y la sequedad del ambiente del altiplano aceleran el proceso de maduración. “En vez de simular estaciones como se hace en otros lugares, que toma años, este cambio se da a lo largo del día (días calientes noches heladas) y eso acelera el proceso, al punto que en solo 6 meses el whisky alcanza el proceso de madurez. Eso solo se da en el altiplano”.
El resultado del producto es un destilado único, balanceado, con aromas ahumados a vainilla, chocolate y toffee, que se complementan con sabores de caramelo, canela y almendra.
KILLA CON ESPÍRITU BOLIVIANO
Fernando Marín asegura que Killa es un homenaje y un tributo al espíritu emprendedor de los bolivianos, a la gente trabajadora que toma acciones hoy, para adueñarse de su futuro y disfrutar de los dulces frutos del esfuerzo.
ANDEAN CULTURE DESTILLERY
La empresa nació en 2011 con el sueño de crear el primer whisky boliviano y llevarlo al mundo. Su primer producto salió al mercado en 2016, era el Killa Andean Moonshine, un destilado no añejo de alta calidad, elaborado con chica de maíz y malta que se somete a procesos de destilación de whisky.
La destilería está en El Alto. “Trabajamos en conjunto con innovación de bebidas y tenemos una alianza al punto que usamos su misma fábrica para producir, la cual cuenta con maquinaria de alta tecnología”, dice Marín.
El lanzamiento del primer lote de whisky se realizó en instalaciones de Gustu, para ser validado por maestros destiladores de la bebida.
La idea es exportar. Lo que se pretende es ingresar primero en el mercado nacional, para luego buscar mercados internacionales.