El portal surcoreano especializado en periodismo de datos Daily Viz, recopila información de la Organización Mundial de la Salud -entre los años 2000 y 2016-, sobre el consumo per cápita de bebidas alcohólicas en 186 países.
Bolivia aparece un poco más abajo de la mitad: se ubica en el puesto 100, con un consumo promedio de 3,93 litros de alcohol, por persona al año.
Si bien a la hora de suponer los países en los que se consume más alcohol, tendemos a caer en los clásicos clichés basados en tradiciones culturales o en la industria (como Rusia por su prestigiosa producción de vodka), los primeros diez lugares los ocupan países de Europa.
Bielorrusia tiene el primer puesto, donde se consume un promedio de 17,3 litros de bebidas alcohólicas por persona al año. Luego aparecen en la lista Lituania, República Checa, Croacia, Austria, Portugal, Francia, Irlanda, Estonia y Hungría.
De los países de América Latina, el primero que aparece es Argentina (puesto 42 con 8,12 litros por persona al año), seguido de Brasil (puesto 55 con 7,58 litros por persona al año) y Guyana (puesto 56, con 7,56 litros por persona al año).
En el otro lado del listado, los países más abstemios son los que tienen una mayor población musulmana -y por ende las bebidas alcohólicas están prohibidas o contradicen las costumbres de la religión-, como Afganistán, Mauritania, Kuwait, Libia, Irán, Somalia o Bangladesh, que ocupan el fondo del listado.
En América Latina los lugares donde menos bebidas alcohólicas se ingiere son Costa Rica, Guatamela y Nicaragua, según este estudio. Si bien los datos de la OMS son precisos, solo toman en cuenta el consumo de cerveza, licores y vino, dejando de lado otras bebidas con alcohol.
#DíaMundialSinAlcohol
Cada 15 de noviembre se conmemora el Día Mundial Sin Alcohol para reflexionar sobre las consecuencias físicas y sicológicas de su consumo.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año más de 1,2 millones de personas mueren en accidentes de tránsito relacionados al exceso de alcohol, la droga legal más consumida en el mundo. Por otro lado, está demostrado que su ingesta frecuente está vinculada con una serie de enfermedades físicas y actitudes violentas
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