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jueves, 14 de diciembre de 2017

La única sommelier boliviana certificada y un singani for export

La única sommelier boliviana certificada a nivel internacional le debe la pasión por el conocimiento que guardan los vinos a una bodega de más de 235 años de tradición ubicada en Camargo, Chuquisaca. En 2009, Carmen Buitrago emprendió un viaje a Italia que se convirtió en un cambio de profesión y de vida.


“Crecí en una familia que tradicionalmente ha elaborado vino y singani (...). En Italia descubrí la pasión de aprender sobre culturas a través del vino, me pareció fascinante que a donde vayas en Europa puedes percibir historia gracias a esta bebida”, recuerda Buitrago, cuyos antepasados fundaron la Bodega San Remo en el Valle de Los Cintis, según registros durante el siglo XVII.


Hoy esta marca produce el primer singani chuquisaqueño que se exporta a Estados Unidos denominado Unholy Grape, en español uva profana.

En 2009, durante sus vacaciones en el país europeo realizó un diplomado sobre Gestión en Administración en Bodegas medianas. En Bolonia descubrió que disfrutaba mucho la cata, reconocer las características y cualidades del vino, su proceso y la memoria que lleva consigo.


Dejó su trabajo como jefa de Protocolo en el Senado de Bolivia y se inscribió para estudiar en la Federación Italiana de Sommeliers, en Roma. Concluyó la carrera en dos años y medio y obtuvo la certificación internacional.

“Ser sommelier es como ser un crítico”, dice Buitrago. Es un experto, un analista del vino que toma en cuenta todas sus características cuyo producto final es la bebida que llega a la copa.


Su carrera implicó conocer los diferentes tipos de vino en el mundo. Ello se complementa con los fenómenos climatológicos de las zonas en las que se ubican las bodegas, sólo por citar un ejemplo.

“El objetivo del sommelier es transmitir de una forma imparcial al consumidor si el vino cumple con las características de calidad y variedad que el productor asegura”, añade.


Su misión en los eventos de cata es, además de ampliar el panorama a conocedores de la bebida, transmitir el conocimiento de vinos determinados.


Por tradición en Europa, un sommelier certificado a nivel profesional se identifica porque porta sobre su pecho una pequeña taza de plata colgada, que se denomina catavinos o tastevin. Por supuesto, Buitrago tiene el suyo.


De Italia a México


En 2011, regresó a Bolivia y durante su estadía se convirtió en asesora externa de la bodega boutique Casona de Molina, de Camargo, que produce vinos con esa marca. Posteriormente, durante una visita a México la invitaron para trabajar en una importadora y distribuidora de vinos europeos.

En 2012, retornó a Italia para renovar sus credenciales, fue contratada por la bodega italiana Bortolomiol para abrir mercado para sus productos en México.


Desde entonces es la embajadora de esa marca para México y Latinoamérica y su emblema es un vino prosecco superior, una bebida espumosa y seca que se elabora a partir de la variedad de uvas glera.


Hoy representa a la marca en demostraciones privadas para expertos, en eventos y capacitaciones en los mejores hoteles de Cancún y la Riviera Maya, entre otros destinos además de Estados Unidos, y desde el año pasado representa también a la bodega italiana Coppi.


Buitrago considera que este “boom” del vino boliviano que sigue una tendencia mundial es una oportunidad para aprender a beberlo. Conocer las variedades y sus sabores, la cosecha, la región, cómo se realizan los procesos de elaboración, y otros.


Las “uvas profanas”


Para la experta, el concepto del singani Unholy Grape representa aquello que está prohibido, una irresistible tentación ante la que inevitablemente se sucumbe probándolo. Por ello, tiene la máscara de un diablo en la botella.


Este es el primer año que se exporta este singani camargueño a Estados Unidos y hasta el momento han enviado 8.000 botellas. Asimismo, se exportaron otras 2.000 a Australia.


“Tiene los aromas primarios y un sabor que identifica la variedad moscatel de alejandría y a la regiób.

Los aromas frutales y cítricos son muy evidentes, lleva con una alcoholicidad como debe ser, pero es muy delicado en boca. Esto por el agua que se utiliza para hidratar el singani con un PH muy ligero”, detalla Buitrago.


La sommelier sugiere beberlo puro para apreciar la delicadeza ya descrita, cuya mineralidad provoca salivación.


El esfuerzo de su familia ha despertado el interés de los mixólogos en México, que ya tienen creaciones con Holy Grape, probablemente sea el siguiente paso para esta bebida espirituosa boliviana.


La producción, que ha sido retomada hace varios años, no se propuso trascender fronteras únicamente. San Remo ha asumido ampliar el panorama del singani en el exterior y lograr que quienes lo beban conozcan Camargo a pesar de estar a cientos de kilómetros de distancia.



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