Bebidas

buscar

jueves, 7 de julio de 2016

Los Parrales, de la bodega más antigua de Bolivia al mundo



El gas, el oro, el petróleo, el mineral de zinc y el petróleo crudo forman parte actualmente de las principales exportaciones de Bolivia. De hecho, la exportación de materia prima sostuvo la economía de este país a lo largo de la historia.

Por todo esto, hablar de un producto boliviano con valor agregado en el mundo es poco común y son muy escasos aquellos que lograron este hito.
Sin embargo, un producto que se elabora en Tarija ha consolidado este paso, pues de a poco se ha metido en el gusto y paladar del mundo, habiendo conquistado los mercados más difíciles como son: China, Estados Unidos, Suiza, México y últimamente Chile.
Se trata del singani Los Parrales, una bebida que en sus escasos 10 años de vida ha ganado 12 medallas de oro internacionales y se ha convertido en el singani más premiado del mundo.
Creado en Kuhlmann, la bodega más antigua de Bolivia, este singani alcanzó el reconocimiento mundial, según los expertos, gracias a su pureza y sabor.
Franz Molina, con 32 años de edad y enólogo especializado, es el gerente de producción de Kuhlmann y explica que los requisitos que piden en otros países para que ingrese una bebida a esos mercados son muchos y estrictos, sobre todo en China; sin embargo afirma que pese a ello, el singani pudo pasar todas las pruebas sin ningún problema.
“Lo que pasa es que el singani no tiene absolutamente nada de químicos, es de vino, pues de 10 litros de vino de alta calidad que elaboras sale un litro de singani, esa es la relación”, detalla Franz al explicar las bondades y motivos del éxito de este destilado en otros países.
Cuenta que él forma parte de la cuarta generación de los Molina, una familia tarijeña que ha dedicado toda su vida a esta actividad y que en esta etapa de la empresa ha decidido lanzar el singani Los Parrales al mundo. Dice que esta decisión se respalda en que este destilado es “una joya” de Bolivia, pues tiene mucho potencial y ha recibido muchos elogios en los concursos más exigentes.
“Por eso el 2010, a tan solo cuatro años de haber lanzado el singani Los Parrales ya se estaba exportando a Estados Unidos, fuimos los primeros en llegar a ese país. Luego el 2012 exportamos a Suiza y ahora a fines del año pasado y a comienzos de este año tuvimos dos logros muy grandes que son los de ingresar a los mercados de China y México”, explica.
Apasionado por su trabajo, Franz revela que al año Kuhlmann tiene una producción de 600 mil botellas de singani, de las cuales un 20 por ciento se van actualmente a mercados internacionales. Agrega que tienen el objetivo de que esta cifra suba en 80 por ciento en un plazo de cinco años. Aclara que no se quiere descuidar el mercado interno pero afirma que hay mayor apreciación del singani en otros países.
Consultado sobre el por qué se enfocaron en el singani, dice que por tradición, ya que son cuatro las generaciones de su familia que crecieron destilando y se especializaron en este arte.
Además, explica que esta bebida no existe en otras partes del mundo, pero sobre todo no la pueden hacer, ya que para elaborar este destilado existen ciertos requisitos, como el de estar sobre los 1.600 metros sobre el nivel del mar o el de prepararlo con uva moscatel de Alejandría.
Por todo esto, China fue su último mercado conquistado y es en el que más expectativas tiene la Bodega, pues sólo el primer pedido realizado desde aquel país sextuplicó la cantidad que se vende a Estados Unidos. “China realmente es un monstruo”, añade.
Consultado sobre otros posibles mercados, Franz dice que hay cientos de interesados en el mundo para comprar el singani y distribuirlo; empero, explica que no se puede confiar esa responsabilidad a cualquier persona o empresa, motivo por el cual, para conseguir un distribuidor en otro país, ellos hacen una investigación rigurosa de la persona y/o empresa interesada.
“Se hace una entrevista, calificación de la estructura, análisis de la experiencia, a quiénes llega. Porque si fuera exportar por exportar se podría llegar a muchos países y rápido”, expresa.
Aclara que si bien actualmente se llega a cinco mercados internacionales, el destilado también se vende en las ciudades de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Sucre, Potosí y Tarija. Empero, existen las proyecciones de ingresar a la Unión Europea (UE), puntualmente a los mercados de Bélgica, España, Alemania y Holanda.

Competencia desleal
Franz explica que uno de los principales motivos por los cuales Kuhlmann optó por sacar Los Parrales fuera del país es por la competencia desleal que existe con las bebidas de contrabando, pero también por aquellas bebidas que son importadas legalmente y que debido a la devaluación de la moneda argentina, ingresaron a costos muy bajos.
Según el gerente de producción de Los Parrales hubo un momento en que las bodegas pensaron en importar bebidas y parar la producción.
Sin embargo esto no se dio porque se iba a cortar toda la cadena productiva y afectar a miles de familias que dependen del sector. Por ello, cuenta que se trabajó con el Gobierno en una ley de fomento al sector, y ahora se busca afinar más detalles para que el respaldo a los vitivinícolas sea completo.

Generación de empleo
La empresa actualmente genera de manera directa más 100 empleos en la bodega, pero además, crea otros 100 empleos directos para la época de cosecha y 200 indirectos para ese mismo periodo.
A esto se suman los empleos indirectos que se generan a partir de la distribución y venta del singani, que se realiza a lo largo y ancho de todo el país en sus más de 30 mil puntos de venta. Una de las premisas de la empresa es que todo el personal que trabaje junto a ellos sea boliviano.

La bodega más antigua es ahora la más moderna

Un poco de historia

La tradición vitivinícola de la familia Molina viene desde 1893 cuando el tatarabuelo de Franz, David Molina, ya elaboraba el vino El Poblador; sin embargo, fue en 1930 cuando la Bodega Kuhlmann fue creada.
La historia de esta bodega es singular, pues un alemán la puso en marcha, el abuelastro de Franz, quien aprendió el arte de destilar de la familia Molina, luego de haberse casado con Dora, la abuela del actual gerente de producción de Los Parrales.
Franz cuenta que su tatarabuelo tuvo un hijo quien se casó con Dora, pero añade que lamentablemente perdió la vida cuando su padre era un niño, razón por la que su abuela (Dora) se casó con Franz Kuhlmann, un alemán que había llegado a Bolivia y aprendió aquí el arte de hacer singani de la familia Molina.
Cautivado con esta actividad, fundó la primera bodega Kuhlmann en Moyococha, una localidad de Los Cintis-Chuquisaca, posteriormente emplazó la segunda bodega en Vivicha (Los Cintis), y en los años 70 se trasladó al departamento de Tarija, en la zona de San Luis, donde construyó la tercera bodega de su historia.
Desde ese entonces hasta finales del año pasado, Kuhlmann se encontraba en esa zona, pero la familia Molina emplazó la cuarta bodega de su historia, la más importante de Tarija-Bolivia y una de las más modernas de Sudamérica. Se trata de una bodega amigable con el medio ambiente, que cuenta con su propia planta de tratamiento de aguas, lo que le permite tener un 96% de eficiencia hídrica en la planta.
Se trata de la última inversión de los empresarios, que situaron este emprendimiento en la zona de El Portillo y que será abierta al público a finales de este año, aunque la misma ya está en funcionamiento. Se trata de una bodega turística a la que la gente podrá tener acceso, conocer el proceso de elaboración del singani, degustar los destilados y conocer sus viñedos.
La bodega actualmente utiliza el 50 por ciento de la vid de su propia cosecha, lo viñedos los tienen distribuidos en cuatro plantaciones ubicadas en: Colón Norte, Sunchu Huayco, el Portillo y las Galanas de los Cintis. Todas ellas están por encima de los 1.600 metros sobre el nivel del mar. El otro 50 por ciento de la vid que usan, la compran a los pequeños productores de la región.


No hay comentarios:

Publicar un comentario