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lunes, 17 de agosto de 2015

Mojito, de pirata a gran diplomático



De vestimenta rústica, el mojito ha pasado a vestir traje y corbata. Hoy en día, no solo se lo recuerda por la leyenda de las letras a Ernest Hemingway, sino porque ha pasado a ser uno de los tragos más pedidos en las barras de todo el mundo. Incluidas las bolivianas. El origen del mojito cubano está relacionado con los piratas. La leyenda, que ahora ya es historia oficial, se inicia allá por el siglo XVI, cuando el pirata Sir Richard Drake, un subordinado del Capitán Sir Francis Drake (corsario de la corona inglesa) preparó la primera versión conocida de una bebida que llevaba aguardiente (ron crudo, sin envejecer) de baja calidad, con azúcar, lima, menta y otras hierbas.

De acuerdo con la enciclopedia más famosa de la web (Wikipedia), la bebida no fue hecha al azar, cada ingrediente tenía una finalidad: El aguardiente aportaba calor, el agua diluía el alcohol, la lima combatía el escorbuto (deficiencia de vitamina C, enfermedad típica de los marineros de entonces que pasaban meses en la mar sin tomar fruta fresca), la menta y las hierbas refrescaban, y el azúcar permitía digerir esa mezcla.

Pero de esos inicios épicos y de altamar, ahora el personaje en cuestión ha dejado el sombrero, la barba, la espada, el parche y las botas, para vestir un traje oscuro de dos piezas y una corbata fina de seda. Y es que ha llegado a ser todo un diplomático.

El 20 de julio, Cuba y Estados Unidos reabrían sus embajadas después de 54 años, horas apenas del restablecimiento formal de las relaciones bilaterales plenas. La noticia y sus imágenes pasaron a ser de primera plana, dejando atrás la Guerra Fría, cuyos vientos ya no hacían tormenta alguna. Entonces, Cuba se animó a comenzar sus actos de diplomacia a través de una de sus creaciones más conocidas alrededor del mundo: el mojito. “A 1.800 kilómetros de La Habana, los mojitos también siguen haciendo su magia, sobre todo si se vuelven a combinar con el nobel (en referencia a Hemingway). Lo pudieron comprobar el medio millar de invitados a celebrar la reapertura de la embajada cubana en Washington en el día en que Estados Unidos y Cuba restablecieron sus relaciones interrumpidas pocos meses antes de la muerte del literato estadounidense enamorado de la isla caribeña, en 1961”, describe el ambiente Silvia Ayuso, corresponsal de El País de Madrid, en una deliciosa crónica del evento.

Diplomático

Justamente, este diario español bautizó el acto como la “diplomacia del mojito”; nada más preciso, pues el bar que recibía a los invitados tenía el nombre del autor de El viejo y el mar, quien además de ser uno de los escritores más reconocidos de Estados Unidos, fue un degustador de bebidas exóticas. Éste es también el narrador que hizo famoso al trago y los lugares donde se lo podía tomar en la antigua capital cubana, allá por las décadas del 20 y 30 del siglo pasado, cuando estaba vigente la Ley Seca en Estados Unidos.

Ésa era una de las razones por las que, según refieren algunos cronistas de la época, ciudadanos estadounidenses elegían La Habana como destino para beber a sus anchas. Hemingway se inclinó por la Bodeguita del Medio como el bar en el que disfrutaba su mojito, y en el que hoy en día figura un cartel, según muchos escrito a mano por el propio escritor (otros dudan de su originalidad), en el que se encuentra la célebre frase “Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquiri en El Floridita”. Pero la fama del mojito no es solo literaria. La coctelería se ha expandido como una tendencia global y sobre todo juvenil, pues se trata de una bebida suave y dulce. En el sitio argentino de tendencia Planeta Joy, publicaron un reciente reportaje en el que se señala que hasta hace poco más de 15 años, el mojito apenas era pedido en los boliches de moda en la capital porteña. Según el sitio, Hollywood puso su granito de arena para que los jóvenes dirigieran sus ojos en tan exótica bebida. Veamos por qué.

En 2002, Pierce Brosnan, el James Bond irlandés de fines de los 90, reprodujo una escena clásica que hacía referencia a otra filmada 40 años antes, cuando Sean Connery, el James Bond escocés, enmudecía ante la belleza de Ursula Andrews, que salía en bikini de una playa caribeña en el filme Dr. No. En Otro día para morir (2002), Brosnan pide un mojito para ofrecérselo a Halle Berry, la sexy morena que contrastaba con Andrews en la misma escena, quien, luego de probar su mojito, dice con insinuante picardía: “Me podría acostumbrar a su sabor”.

Según este sitio, ahora en Argentina, el mojito está entre los top three de los tragos que se piden en las barras de aquel país. Y también es uno de los más solicitados, por ese su exquisito sabor, en boliches y discotecas bolivianas.

Mojito boliviano

Dalton, barman del boliche paceño Plan B (anteriormente Mojitos), asegura que en una noche sirven alrededor de una centena de mojitos clásicos de Cuba.

En Bolivia tiene gran aceptación y es el trago favorito de mucha gente; de acuerdo con Dalton, los bartenders bolivianos e internacionales lo preparan siguiendo la tradicional receta de Cuba.

“Para prepararlo, el mojito primero se debe poner en un vaso un tallo de hierbabuena que tenga bastantes hojas, acompañado de jugo de limón, cucharas de azúcar y hielo; luego se macera sin dañar las hierbas, se pone el ron blanco y agua con gas”, indica Dalton.




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